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Mauro Zamboni: «La de ahora es la peor crisis del langostino en Argentina en 40 años»

Cecilia Valdez BUENOS AIRES / E. LA VOZ

SOMOS MAR

Mauro zamboni, abogado y directivo de una empresa pesquera argentina
Mauro zamboni, abogado y directivo de una empresa pesquera argentina Cedida

El abogado y directivo de una de las mayores empresas pesqueras en Argentina cree que es posible que, por primera vez en la historia, haya barcos que no salgan a por crustáceo

07 abr 2025 . Actualizado a las 04:46 h.

Mauro Zamboni es abogado, directivo de una de las mayores empresas pesqueras gallegas de Argentina, y tiene más de 20 años de experiencia en el sector. Zamboni, que también es miembro de las principales cámaras empresariales, no oculta su preocupación por el conflicto que mantiene paralizada la flota del langostino y por la situación general de la pesca en el país austral. 

A pesar de estar abierta la pesquería desde hace un mes, la campaña del langostino en Argentina todavía no ha arrancado. Los barcos siguen amarrados a puerto por los altos costos de explotación y por un conflicto que enfrenta intereses empresariales y sindicales. Las patronales del sector sostienen que la actividad no es rentable, debido a los altos impuestos, un tipo de cambio desfavorable y un marco laboral desactualizado. Los sindicatos, por su parte, se oponen a que la solución al problema pase por un recorte del 30 % en sus salarios, como han propuesto los empresarios.

El incremento de tasas e impuestos es una parte central de la discusión actual. Las cámaras empresariales argentinas mantienen un pulso con el Gobierno debido a la carga que soportan y exigen una quita de retenciones a las exportaciones similar a la que se aplicó al sector agrario para afrontar lo que describen como una delicada situación. 

—En su larga experiencia en el sector de la pesca ha pasado por distintos Gobiernos y un sinfín de conflictos. ¿Es este peor que otros? ¿Como percibe la paralización de la flota del langostino?

—Efectivamente, empecé hace 20 años como cadete, haciendo un reemplazo en una empresa griega, y he pasado de todo, hasta un secuestro. Por eso puedo decir abiertamente que la situación actual es muy delicada. Además, lo del langostino en Argentina no se entiende, porque se trata de un producto prémium que, a diferencia del resto del mundo, donde es mayormente de criadero, es 100 % proteína natural y salvaje, pero que no se sabe vender. Como sea, esta es la peor crisis en 40 años, cuando no se extraían 250.000 toneladas, como ahora, sino 20.000.

—¿Cómo cree que se puede resolver?

—No todas las empresas tienen la misma espalda para soportar un conflicto de larga duración, pero de sostenerse creo que se podrían perder dos o tres, o que, por primera vez en la historia, directamente no salgan a pescar. El antecedente más inmediato de un conflicto parecido que hay es el del año 2020, en plena pandemia. En ese caso, el sindicato finalmente cedió en sus reivindicaciones.

—¿Cuál es la situación actualmente con el sindicato y los trabajadores?

—El SOMU (principal sindicato) tiene elecciones justo en medio de la temporada y esto podría complicar las negociaciones. Lo que se plantea desde las cámaras empresariales es que los trabajadores acepten un recorte en sus salarios del 30 %, aproximadamente. 

—Los trabajadores sostienen que las negociaciones no avanzan porque las cámaras empresariales no hicieron ninguna presentación formal sobre un nuevo acuerdo salarial ante el Ministerio de Trabajo para resolver el conflicto…

—Tienen razón, y eso se debe precisamente a las diferencias que hay entre las propias empresas del sector. Lo que debería hacerse es modificar el convenio colectivo de trabajo, que tiene ya 25 años  y está completamente desactualizado. En lo que respecta al langostino, todo indica que en unos años va a haber un reparto de cuotas entre empresas similar al que ya hay con la merluza común y otras especies de interés pesquero. Por otra parte, y de modo general, lo que se discute con el Gobierno, y lo que creo que finalmente va a suceder, es que se quiten las retenciones a las exportaciones como se ha hecho con el agro.