






El museo Meirande permite seguir el rastro de la batalla de 1702, el tesoro y su propagador, Julio Verne
13 abr 2025 . Actualizado a las 01:22 h.La ría de Vigo tiene su mito en Rande. Como todo mito parte de un hecho real para ir transformándose, con el paso del tiempo, en un relato fabuloso que en el caso de Rande tuvo una amplificación mundial a través de la literatura de Julio Verne. En esta historia se le añade la atractiva idea de la existencia de un fabuloso tesoro, lo que ayuda a excitar la imaginación de grandes y pequeños, aunque los arqueólogos e historiadores se cansen de restar leyenda al asunto.
Todo parte del mes de octubre de 1702. Una gran escuadra hispano-francesa atraviesa el Atlántico con un fabuloso tesoro, principalmente compuesto por plata americana. La situación de guerra que vive Europa debido a la disputa por el trono de España hace que aquella flota se vea obligada a refugiarse en la ría de Vigo ya que Cádiz, su puerto de llegada, estaba bloqueado por los ingleses y holandeses, sus enemigos.
Los historiadores han demostrado que el tesoro se descargó antes del ataque de los ingleses y holandeses, pero no pasaron muchos años de aquel combate descomunal y ya comenzaba las campañas de rescate. En la actualidad, el foco se ha traslado a Cíes, donde se cree que se hundió uno de los galeones capturados por los ingleses y en el que cargaron lo que pudieron en el expolio.
Toda esta historia se puede conocer con una visita a Meirande, el centro de interpretación de la batalla que se sitúa junto al mar, en Rande. Su acceso está bien señalizado en la carretera que va de Vigo a Redondela. Manuel Outerelo se encarga de narrar la historia a los visitantes. «Esas dúas bolas de canón son orixinais dos barcos que participaron na batalla», advierte, señalando a las dos piezas expuestas junto a la mesa de recepción. El centro, que el pasado año tuvo 7.800 visitas, combina medios audiovisuales con paneles informativos y numerosas recreaciones de los hechos acontecidos en 1702. Desde una ilusoria línea de cañones al camarote del capitán de un galeón, pasando por cuadros, bodegas, uniformes y maquetas de barcos.
«Facemos visitas guiadas adaptadas ao público; se son escolares, enfocamos o percorrido dun xeito e se son maiores o facemos de outro», añade el guía del centro de interpretación. En este aspecto, los escolares puede jugar con algunos elementos, como el panel de las maderas o sentirse como un buzo del siglo XIX.
Meirande no solo aborda la historia de la batalla, también recuerda la repercusión mundial que dio al acontecimiento Julio Verne a través de 20.000 leguas de viaje submarino. Se completa esta vertiente del asunto con un apartado dedicado a los avances en la exploración subacuática. Está relacionado con las expediciones de rescate que se sucedieron a lo largo de la historia. Los visitantes tienen la posibilidad de aproximarse a las sensaciones que tiene un buzo cuando desciende en el mar hacia un pecio.
Xabier Lemos Godoy tiene varios cuadros en Meirande en los que trata de ofrecer una visión de la ría en la época del combate naval. Es una visión artística, no histórica. En cualquier caso, una visita a este centro de interpretación es fundamental para obtener una idea de los acontecimientos. Es posible realizar la visita en barco a través de las navieras que operan con San Simón ya que Meirande tiene un pantalán.
Independientemente de la batalla, este centro de interpretación también aporta otras historias de la ensenada. La lancha Manuel sirve para recordar que la isla de San Simón fue un campo de concentración de presos republicanos o que en esa zona, el médico Eduardo Martínez facilitó la salida a numerosos judíos que huían de la persecución nazi.
No muy lejos de allí, justo debajo del puente se puede ver la única estructura que se conserva del momento de la batalla. Es el castillo de Rande. O, mejor dicho, los restos de la fortificación, porque cuando se construyó el puente se colocó un pilar justo en medio de sus ruinas. El castillo fue excavado hace unos años y se mantuvo limpio de vegetación un tiempo. La visita es imprescindible para meterse en la historia.
Rescate de cañones
A mediados de los años cincuenta del pasado siglo tuvo lugar la última expedición de rescate en Rande. Estuvo dirigida por el estadounidense John Potter. Aquellos submarinistas, que tanto llamaron la atención en la ría, rescataron algunos cañones en la zona. Algunos de ellos se pueden ver en los parques de O Castro y A Guía, en Vigo. En O Castro, están acompañados de algunas anclas. El conjunto fue diseñado por el arquitecto Desiderio Pernas e inaugurado en febrero de 1967. Las anclas pertenecieron a galeones españoles. En el Museo do Mar hay un ancla muy parecida a estas, aunque en peor estado de conservación y posiblemente de una época anterior.
Pero como Julio Verne también es protagonista en esta historia, aunque lo fuese de una forma indirecta, hay que acercarse a Cesantes para poder recordar a sus personajes, el capitán Nemo y sus buzos. Fue esculpido en bronce por Sergio Portela y colocado en el 2004. En estos días fue noticia porque la Xunta anunció que restauraría este conjunto, que ya presentaba un mal estado de conservación.
Ahora que comienza la temporada de primavera-verano es más fácil desplazarse hasta San Simón. Aunque todas las construcciones actuales fueron realizadas con posterioridad a la batalla, sí fueron contempladas por el propio Julio Verne, sin rehabilitar, durante sus visitas a la ría en 1878 y 1884. El escritor de Nantes tiene su propio monumento junto al Náutico de Vigo. Es una escultura realizada en su día por José Molares que representa al escritor sentado sobre un pulpo gigante, animal muy presente en su obra.
La ruta de Rande y Julio Verne se puede completar con una visita al Museo do Mar donde se podrán ver más piezas relacionadas con las exploraciones submarinas realizadas en la ría a lo largo de los últimos siglos.