Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

De Redondela a China con 16 años: «Se debe escuchar más la opinión de los jóvenes»

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO

XOÁN CARLOS GIL

Carla Acosta es una de las cinco menores españolas que tendrán una beca de la asociación internacional AFS

29 mar 2025 . Actualizado a las 09:57 h.

Carla Acosta lleva semanas compartiendo sesiones de trabajo con adolescentes de Estados Unidos, México, Hungría, Trinidad y Tobago o México. Todos están entre los 15 y los 17 años (ella tiene 16) y se preparan para marcharse a China a preparar un proyecto relacionado con la movilidad y la sostenibilidad. Carla aún no tiene claro el suyo. «Estas semanas tenemos que ir desarrollándolo», cuenta la estudiante de primero de Bachillerato del IES Mendiño de Redondela. Ella es una de las cinco españolas elegidas para disfrutar de las exclusivas becas que reparte AFS Intercultura, una asociación que promueve oportunidades de aprendizaje intercultural a más de 12.000 participantes de todo el mundo cada año.

El premio gordo de estas becas consiste en pasar un mes de trabajo común con sus compañeros de estudios en China. Allí convivirán con familias del país y acudirán a universidades de Shanghái, Pekín y Hong Kong. «La verdad es que una oportunidad muy buena», dice Carla «ilusionada», aunque no niega que le da «un poco de miedo viajar ella sola hasta China».

La redondelana va por la rama de ciencias en bachillerato y le gustaría estudiar biología molecular o biomedicina. Aún no lo ha decidido, pero espera que este viaje a China le pueda ayudar a seguir explorando en su vocación. Carla también tiene claro que le interesa aprender y aplicar esos conocimientos en la sociedad. Por eso, por ejemplo, le interesan ramas de investigación que estudian como solucionar los problemas de alimentación global en un mundo con cada vez más población. «Me interesa, por ejemplo, algún proyecto que tienen en China relacionado con alimentos transgénicos y de producción de carne cultivada», cuenta.

Carla tiene ganas de conocer mundo, de formarse y de ayudar a mejorarlo. Su madre la escucha hablar con orgullo. «La verdad es que tiene unas ganas de aprender innatas. Siempre ha sido así», dice. Recuerda como desde muy pequeña le gustó ir a museos y aprender sobre la historia de los países a los que viajaban. Esa curiosidad fue la que llevó hasta las becas de AFS. Las encontró buscando en Internet y le echó valentía. «Se lo dije a mis padres y me dijeron que sí», recuerda Carla, aunque su madre reconoce que le daba miedo que su hija se fuera sola a China, Egipto, Brasil o India (los cuatro países a los que podía optar). «Me decía: Solo dan cinco becas en España. Malo será que nos la quieran llevar», recuerda. Con el permiso de sus padres, Carla comenzó con todo el proceso de manera autónoma. Pasó la preselección y justo le tocó hacer la entrevista final con los seleccionadores cuando estaba en San Francisco (Estados Unidos) con el instituto. Tuvo que madrugar mucho para salvar la diferencia horaria, pero, «por suerte, salió todo bien», dice.

Su viaje a China también será su segunda vez en Asia. En 2023 ganó la medalla de bronce con el equipo de su instituto en una olimpiada científica internacional que se celebró en Bangkok (Tailandia). Allí, como hará en esta ocasión, tuvo la oportunidad de conocer a jóvenes de todo el mundo. «Esto es de lo mejor de viajar. Aprendes nuevas realidades, descubres las cosas que te unen con otras culturas y, también, sales de tu burbuja. Recuerdo que volví de Tailandia viendo el mundo con otros ojos», dice.

En estos viajes y en el día a día Carla también ha conocido a muchos adolescentes que, como ella, quieren luchar por un futuro mejor. «Se debe escuchar más la opinión de los jóvenes. Ahora solo nos escuchan en temas concretos, pero hay que hacerlo más. Los problemas de hoy son los que tendremos que afrontar nosotros en el futuro», insiste. Ella lo tiene claro y, por eso, forma parte del Consello Autonómico de Participación Infantil, tarea que compagina con los estudios y con el baloncesto, deporte que practica desde pequeña. «Intentar construir el futuro sin tener en cuanta a los que vamos a vivir en él no tienen mucho sentido», concluye convencida.