Veinticinco años de «Gran Hermano», el «reality» que cambió la televisión

Mónica Pérez
Mónica Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Mediaset

Las galas de la primera edición lograron un 50 % de la audiencia; la final, un 70 %

20 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El 23 de abril del año 2000 se abrieron por primera vez las puertas de la casa de Gran Hermano. Una casa que no es la misma en la que se desarrollaron todas las ediciones siguientes. Un programa que se bautizó como «experimento social» y que terminó cambiando la forma de hacer televisión.

Con Mercedes Milá al frente de la operación, Telecinco metió a diez concursantes anónimos que pisaron por primera vez la vivienda de Soto del Real y que no sabían dónde se metían. Porque Gran Hermano se había emitido en otros países, pero hace un cuarto de siglo, ni existían las redes sociales ni el mundo era tan global. Lo que pasaba en el Reino Unido, traspasaba pocas fronteras. Aquí el reality por excelencia que se convirtió en un emblema de Mediaset era un tremendo desconocido.

Miles de personas optaron a un cásting para formar parte de algo desconocido para ellos, una magia que se perdió en las siguientes ediciones. Finalmente, diez concursantes entraron en la casa para experimentar, como decía aquel eslogan primigenio, «la vida en directo» y para luchar por un maletín de 20 millones de pesetas (120.000 euros).

Ismael Beiro, Iván Armesto, Ania, Jorge Berrocal, María José Galera, Israel Pita y Silvia Casado, entre otros, lograron reventar las cifras de los audímetros con sus conflictos a la hora de resolver las pruebas, de hacer la compra con ajustados presupuestos económicos o de limar las asperezas propias de una convivencia entre desconocidos.

Durante los 90 días que pasaron los concursantes en el primer Gran Hermano, con abandonos por causas diversas y la entrada de hasta cuatro participantes reserva, el programa logró cifras inimaginables en la actualidad. Las galas obtuvieron de media más de un 50 % de audiencia y la final, donde Ismael Beiro se coronó como flamante ganador y llegó en helicóptero a Telecinco, fue seguida por un 70 %, con más de 9 millones de espectadores.

Es cierto que esas cifras no se repitieron, pero Telecinco vivió durante muchos años de las rentas de Gran Hermano. Descubrió por así decirlo con el reality, una especie de gallina de los huevos de oro, y una nueva forma de ver y hacer televisión. Con un puñado de concursantes anónimos, mucho más económicos que los cachés de los famosos (sí, eso ahora también ha cambiado sustancialmente) llenaban horas de televisión y generaban un contenido que se retroalimentaba en todos y cada uno de sus programas. De la mañana a la noche, todos los espacios de la cadena incluían información sobre lo que ocurría en Gran Hermano. A medida que los concursantes eran expulsados se paseaban por los platós, generando así contenidos propios.

El fenómeno de Gran Hermano traspasó fronteras por primera vez en un tiempo en el que eso era poco común. En España se estrenó antes que en Italia, y desde el país alpino, seguían las aventuras y desventuras de los habitantes de la casa de Soto del Real.

De aquella primera edición quedaron para el recuerdo los primeros memes cuando aún no habían sido ni inventados. El «¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?» de Jorge Berrocal terminó formando parte de las coletillas cotidianas. La inocencia y la espontaneidad de aquellos primeros concursantes fue irrepetible, ya que los siguientes participantes eran conscientes del impacto social de lo que allí hacían.

Grandes polémicas y hasta un boicot que lo enterró durante años

Gran Hermano ha protagonizado diversas polémicas. Con unas cifras tan apabullantes de audiencia durante los primeros años, cualquier cosa que ocurría dentro de la casa era la comidilla al día siguiente entre los espectadores, e incluso salpicaba a los pocos que no lo veían. Una gran controversia llegó ya en su segunda edición, cuando uno de sus concursantes, Carlos Navarrro, El Yoyas, fue expulsado por su agresividad, tanto con su novia, Fayna, como con el resto de convivientes.

La decisión generó debate, porque una parte de la audiencia la veía desproporcionada. A pesar de que Navarro tuvo una carrera como tertuliano televisivo, el tiempo terminó dándole la razón a la organización de Gran Hermano: actualmente cumple condena por violencia machista a la misma pareja que tenía en el programa.

Las expulsiones disciplinarias fueron frecuentes a lo largo de los años. Indira salió por lanzarle un vaso a otra participante; Argi, por un comentario sobre ETA; y Danny fue descubierto por Gran Hermano haciendo negocios previos como concursante al margen de la productora antes de entrar en la casa.

Un boicot de anunciantes

En todas estas situaciones parecía que Telecinco y la productora, Zeppelin, mantenían el control, hasta que en el 2017 llegó Gran Hermano Revolution, una de las últimas ediciones de anónimos, ya que Mediaset descubrió que en Guadalix de la Sierra interesaban más las aventuras de famosos que de anónimos. La agresión sexual de un concursante a otra y la forma en la que la dirección lo gestionó todo provocaron que años después naciese un boicot contra el programa que obligó a su cancelación y a retirarlo durante más de un año de la parrilla. Gran Hermano expulsó al agresor, pero aún así fue muy criticado por cómo trató a la víctima. En su vuelta televisiva implementó un protocolo con medidas para situaciones de abuso sexual.

Gran Hermano sigue siendo una de las marcas más reconocidas de Mediaset y, 25 años después de su estreno, la compañía quiere mantenerlo muy vivo. Para la próxima edición están construyendo una nueva casa, lejos de Guadalix de la Sierra.

KOPA

Dos ganadores gallegos y puñado de primeras veces

Israel Pita fue el primer gallego en probar la experiencia de Gran Hermano. Allí encontró el amor con Silvia Casado, una joven peluquera de Málaga. La relación se acabó hace años, pero tienen un hijo en común. Tras él, la presencia de gallegos en la casa fue constante en prácticamente todas las ediciones de anónimos.

No hubo que esperar mucho para que uno de ellos, Javito García, se hiciese con el ansiado maletín de dinero. Este joven de Carballo ganó la tercera edición del reality, en el año 2002. Y otra gallega, Judith Iglesias, lo consiguió en el 2007, siendo además la primera concursante reserva, que entró más tarde en la casa que el resto de sus compañeros, que lograba ser ganadora.

Saray Gómez y su madre Pilarita, de Ferrol, participaron juntas en la Gran Hermano 11, entre los años 2009 y 2010. Ellas fueron las primeras madre e hija que entraron en Guadalix de la Sierra como concursantes. Porque a medida que pasaban los años, el programa retorcía más aún el cásting en busca de las mezclas más explosivas entre los muros dela casa.

Los expertos en la selección de concursantes, que con los años encontraron en las redes sociales una verdadera mina de información al alcance de la mano, también fueron los artífices en conseguir un buen puñado de primeras veces en el programa. Si en la edición inaugural de Gran Hermano ya se habían forjado las primeras parejas, poco a poco entrarían en casa como concursante el primer cura: Juan Antonio Molina lo hizo en el 2012. También la primera mujer embarazada, la influencer Verdeliss, que lo hizo en el 2018, en GH VIP.

Solo unos pocos participantes han conseguido hacerse un hueco en la televisión como colaboradores, mientras que la gran mayoría regresaron a su vida de anónimos.