
En un prácticamente abarrotado pabellón burelense de Vista Alegre cayó goleado este sábado el Peñíscola, líder de la Primera División de fútbol sala y flamante campeón de la Copa de España.
El mismo polideportivo es el hogar de las guerreiras que en los próximos dos meses jugarán tres fases finales para tratar de adueñarse de su octava Copa Galicia, séptima Copa de la Reina y séptima Liga.
El gigantesco capital humano que compone el Club Deportivo Burela FS continúa dando alegrías mientras una nube negra se cierne sobre su futuro. La pérdida de su histórico patrocinador Pescados Rubén, abocado al concurso de acreedores, ha generado serios problemas de liquidez y condiciona su proyecto. La baja supone un quebranto presupuestario de alrededor del 30 % que, como mínimo, obligaría a realizar importantes recortes en las dos plantillas si no llegan nuevas firmas colaboradoras.
Así, peligra una institución sin parangón en el deporte español. La entidad de A Mariña es la única que tiene representación en las máximas categorías masculina y femenina del fútbol sala y en el 2018 fue pionera al firmar un convenio colectivo que garantiza la renovación automática en caso de embarazo, ayudas para la conciliación y el sueldo mínimo, entre otras cláusulas, mientras el 60 % de las futbolistas de Primera Iberdrola ni siquiera cobran 500 euros, según un informe publicado por la asociación de jugadoras en el 2022.
Con unos 200 niñas y niñas en su cantera; 14 títulos nacionales, una Champions y una Recopa de Europa desde la firma; y un equipo masculino que da guerra en Primera a clubes mucho más poderosos, el Burela FS da una impagable proyección a su entorno como referente deportivo y social. Ya es hora de que alguien se atreva a apostar fuerte por él. ¿O van a dejar que muera?